Llevo años viendo cómo se toman decisiones en rehabilitación sin una base técnica real. Se cambian ventanas, se aíslan fachadas… pero pocas veces se parte de un diagnóstico riguroso. Y sin eso, lo que hacemos es improvisar. Como digo siempre: una rehabilitación sin números es como disparar a ciegas. ¡Hay que rehabilitar con datos!
En esta entrevista a Noticias de Gipuzkoa hablo de lo que, para mí, debería ser el estándar: medir antes de actuar, aplicar criterios de eficiencia real, cuidar la salud de las personas y usar la tecnología como aliada. Porque rehabilitar no es solo mejorar un edificio; es mejorar cómo vivimos en él.